
CATARATA CONGÉNITA
La catarata congénita es una opacidad total o parcial del cristalino que habitualmente se desarrolla durante la gestación, motivo por el cual aparece en el bebé desde el nacimiento o después de algunos meses de vida.
A pesar de parecer raro, la catarata también puede aparecer en bebés, es lo que se denomina catarata congénita y puede ser unilateral, es decir, que solo afecte a un ojo, o bilateral, cuando afecta a los dos ojos. Esta opacidad impide el buen desarrollo visual del bebé, por lo que es muy importante detectar y tratar la catarata congénita lo antes posible, por eso se recomienda una primera exploración ocular tras el nacimiento para descartar esta y otras anomalías congénitas de la visión.
El cristalino es una lente natural del ojo, transparente, que se encarga de enfocar tanto de lejos como cerca. La principal señal que indica que hay una catarata congénita es la presencia de una mancha blanquecina en el centro del ojo del bebé, y esto es debido a que esta lente deja de ser transparente. La catarata congénita puede ser percibida en los primeros días de vida o después de algunos meses. Cuando aparece, si la catarata está dificultando la visón del bebé, debe extraerse y sustituir por una corrección óptica que puede ser una lente de contacto o una gafa para afaquia (ausencia del cristalino) y más adelante implantar una lente intraocular.
Existen diferentes causas que hacen que aparezca la catarata congénita. En el caso de las cataratas bilaterales la etiología suele ser hereditaria, anomalías cromosómicas, enfermedades metabólicas, enfermedades sistémicas, o infecciones intrauterinas. El caso de las cataratas unilaterales la causa suele ser desconocida, sin historia familiar asociada ni enfermedad sistémica afectando a niños sanos.
Una vez se detecta la catarata se valora el grado de opacidad, si se compromete la visión del bebé o no y a partir de ahí se pautan las opciones de tratamiento. Cuando la visión del bebé está afectada, se procede a la extracción de la catarata. La cirugía suele realizarse lo antes posible después del diagnóstico, entre las 4 y 12 semanas de vida por riesgo de ambliopía u ojo vago y como consecuencia otros problemas visuales como el nistagmus o el estrabismo. Estos problemas pueden afectar a la capacidad de aprendizaje del paciente, motivo por el cual tras la cirugía el bebé necesitará de una corrección óptica adecuada, ya sea en gafas o mediante lente de contacto, y es muy importante su rehabilitación visual postoperatoria para favorecer el mejor desarrollo visual posible y la recuperación de la agudeza visual.
La detección precoz y atención especializada por profesionales de la visión con experiencia es vital para un buen desarrollo visual en estos pacientes. Los pacientes operados de catarata congénita deben realizar revisiones periódicas para detectar posibles complicaciones.